miércoles, 4 de enero de 2023

Tres veces al amanecer, Alessandro Baricco

En la última novela que escribí,
Mr Gwyn, se alude, en un momento dado, a un breve libro escrito por un angloindio, Akash Narayan, titulado Tres veces al amanecer. Se trata naturalmente de un libro imaginario, aunque en los imaginarios sucesos allí relatados desempeña un papel en modo alguno secundario. 
 
El hecho es que mientras escribía esas páginas me entraron ganas de escribir también ese pequeño libro, un poco para darle una leve y lejana secuela a Mr Gwyn y otro poco por el puro placer de ir en pos de una idea determinada que tenía en la cabeza. Así que, tras terminar Mr Gwyn, me puse a escribir Tres veces al amanecer, algo que hice con sumo gusto. (Nota del autor al principio del libro).
Esta breve novela se compone de tres escenas, cada una el relato del encuentro de dos personajes que, dice Baricco, siempre son los mismos aunque, añado yo, sean distintos. Tres encuentros que suceden en un “Tiempo anómalo”, en universos alternativos, diría yo. Todas las escenas suceden al alba, ese lapso en el que la noche se disuelve hacia el día. 
 
La primera escena transcurre en un hotel. Entra al vestíbulo una mujer hermosa, el portero de noche duerme en un cuartito vecino, en una butaca está sentado un hombre. El hombre ha de marcharse en breve, la mujer lo retiene, enredándolo en un largo diálogo que culminará en la habitación de él. Allí, también, el desenlace inesperado. 
 
La segunda escena también en un hotel pero ahora el protagonista es el portero (que es el hombre del primer relato años después). Llegan dos chicos, poco más que adolescentes, que pagan una habitación. Al rato baja la chica –habría de ser la mujer de la escena anterior pero para ella el tiempo ha corrido hacia atrás– y entabla una conversación con el portero. Éste quiera salvarla del novio maltratador; huyen juntos. 
 
La tercera escena empieza en una habitación cutre de hotel; allí, una mujer cincuentona, policía, cuida de un niño de trece años que acaba de asistir al incendio de su casa y la muerte de sus padres. La policía –la mujer del primer relato– decide que ése no es lugar para el muchacho y se va con él, conduciendo su desvencijado coche en la oscuridad, hasta el lugar donde vive el que fue su gran amor. 
 
Novela muy de Baricco, muy reconocible. Se lee bien, se hace amena e incluso te deja con ganas de más: se acaba muy pronto.

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